lunes, 9 de septiembre de 2019

Independencia de México

Independencia de México 

"Introducción al movimiento"

La Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto por la vía de las armas, que puso fin al dominio español en los territorios de Nueva España. La guerra por la independencia mexicana se extendió desde el Grito de Dolores, el16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821.

El movimiento independentista mexicano tiene como marco la Ilustración y las revoluciones liberales de la última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada comenzaba a reflexionar acerca de las relaciones de España con sus colonias. Los cambios en la estructura social y política derivados de las reformas borbónicas, a los que se sumó una profunda crisis económica en Nueva España, también generaron un malestar entre algunos segmentos de la población.
La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis política que desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de España a su hermano José Bonaparte. Como respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo del virrey José de Iturrigaray— reclamó la soberanía en ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a un golpe de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas del movimiento.
A pesar de la derrota de los criollos en la Ciudad de México en 1808, en otras ciudades de Nueva España se reunieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los pasos del ayuntamiento de México. Tal fue el caso de la conjura de Valladolid, descubierta en 1809 y cuyos participantes fueron puestos en prisión. En 1810, los conspiradores de Querétaro estuvieron a punto de correr la misma suerte pero, al verse descubiertos, optaron por tomar las armas el 16 de septiembre en compañía de los habitantes indígenas y campesinos del pueblo de Dolores (Guanajuato), convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla.
A partir de 1810, el movimiento independentista pasó por varias etapas, pues los sucesivos líderes fueron puestos en prisión o ejecutados por las fuerzas leales a España. Al principio se reivindicaba la soberanía de Fernando VII sobre España y sus colonias, pero los líderes asumieron después posturas más radicales, incluyendo cuestiones de orden social como la abolición de la esclavitud. José María Morelos y Pavón convocó a las provincias independentistas a conformar el Congreso de Anáhuac, que dotó al movimiento insurgente de un marco legal propio. Tras la derrota de Morelos, el movimiento se redujo a una guerra de guerrillas. Hacia 1820, sólo quedaban algunos núcleos rebeldes, sobre todo en la sierra Madre del Sur y en Veracruz.
La rehabilitación de la Constitución de Cádiz en 1820 alentó el cambio de postura de las élites novohispanas, que hasta ahí habían respaldado el dominio español. Al ver afectados sus intereses, los criollos monarquistas decidieron apoyar la independencia de Nueva España, para lo cual buscaron aliarse con la resistencia insurgente. Agustín de Iturbide dirigió el brazo militar de los conspiradores, y a principios de 1821 pudo encontrarse con Vicente Guerrero. Ambos proclamaron el Plan de Iguala, que convocó a la unión de todas las facciones insurgentes y contó con el apoyo de la aristocracia y el clero de Nueva España. Finalmente, la independencia de México se consumó el 27 de septiembre de 1821.
Tras esto, Nueva España se convirtió en el Imperio Mexicano, una efímera monarquía católica que dio paso a una república federal en 1823, entre conflictos internos y la separación de América Central.
Después de algunos intentos de reconquista, incluyendo la expedición de Isidro Barradas en 1829, España reconoció la independencia de México en 1836, tras el fallecimiento del monarca Fernando VII.



"Héroes de la Patria"


1. Miguel Hidalgo 

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Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor, nació en lo que hoy conocemos como Guanajuato (Pénjamo), México en 8 de mayo de 1753. Destacado sacerdote revolucionario que se dio a conocer por el acto del Grito de Dolores, momento histórico considerado como la referencia obligada que da inicio a la guerra de Independencia de México.
Fue promotor de la lucha armada que puso fin al dominio español en México, etapa que duró 300 años. Era uno de los cinco hijos del hogar conformado por su madre, Ana María Gallaga y su padre, Cristóbal Hidalgo y Costilla; quien administraba la haciendo donde nació Miguel.
Desde 1765 a 1778, empieza y culmina respectivamente, su formación académica, en una escuela ubicada en el estado de Michoacán, más específicamente, en el colegio de San Nicolás de Valladolid y allí se ordenó como sacerdote. 

2. Ignacio José de Allende y Unzaga
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Ignacio José de Allende y Unzaga, militar independentista Mexicano, nació en San Miguel de Allende conocido en esos años como San Miguel el Grande en 1769 y murió en Chihuahua en 1811, Allende fue uno de los protagonistas de la insurrección guiada para lograr la independencia de México.
Ignacio Allende fue un criollo, de buena posición económica y de familia, en el año 95 ingresó al ejército donde destacó por su carácter y vocación, tras esta sólida formación militar obtuvo el grado de capitán en el año 97.
Pero fue en Jalapa, donde conoció a otros compatriotas criollos al igual que él, y que compartían su misma ideología política, la cual tenía como base el descontento contra el gobierno Español y el anhelo de un rompimiento con este régimen.


3. Juan Aldama

 (San Miguel el Grande, actual México, hacia 1769 - Chihuahua, id., 1811) Patriota mexicano. Miembro de una hacendada familia criolla, siguió la carrera militar en el ejército español y llegó a ser capitán de caballería del Regimiento de la Reina.
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Sin embargo, la injusticia del sistema mercantilista español, que impedía el comercio de México con cualquier otro país que no fuera España, y la marginación de los criollos de los altos cargos de la administración colonial y del mando del ejército, en manos exclusivamente de españoles llegados de la península Ibérica, convencieron a Juan Aldama de la necesidad de rebelarse contra la metrópoli, ideal compartido por la mayor parte de los miembros de la aristocracia criolla mexicana.
Como su hermano Ignacio Aldamatomó parte en la conspiración de Valladolid (1809) y en las juntas secretas de Querétaro y de San Miguel (1810). Partidario del levantamiento dirigido por el cura Miguel Hidalgo, quien, el 16 de septiembre de 1810, proclamó la independencia de México, Juan Aldama asumió la dirección militar de los sublevados, con el grado de teniente general. Participó en la batalla de Monte de las Cruces y en el asalto de Guanajuato.
A pesar de las victorias iniciales, la primera revuelta secesionista mexicana pronto comenzó a debilitarse a causa de la superioridad militar de las tropas españolas. En efecto, los insurrectos, mal armados y poco disciplinados, fueron derrotados por el ejército realista de Félix Calleja en Aculco (7 de noviembre de 1810) y en Puente de Calderón (16 de enero de 1811).
Ante la imposibilidad de continuar el avance sobre Ciudad de México, Juan Aldama decidió retirarse hacia el norte, pero fue hecho prisionero por los españoles en Acatita de Baján, junto con otros líderes revolucionarios, como Ignacio María de Allende. Acusados de traición, todos ellos fueron fusilados en Chihuahua, el 26 de junio de 1811.

4. Mariano Abasolo 
José Mariano de Abasolo nació en 1783. En el poblado de Dolores perteneciente al Estado de Guanajuato, en el seno de una rica familia de hacendados. Fue hijo de José Abasolo (terrateniente) y Micaela Outón.

Desde que a principios del siglo XIX comenzaron a expandirse los ideales independentistas, Abasolo, estuvo de su lado. En aquellos tiempos iniciáticos se desempeñaba como capitán del Regimiento de Dragones de la Reina y de inmediato tomó contacto con aquellos hombres que en Valladolid (actualmente Morelia, en el estado de Michoacán), habían convocado una conspiración símil a la propuesta en Querétaro.
Las autoridades virreinales no tardaron en descubrir la conspiración y muchos de los implicados resultaron detenidos, aunque, Abasolo, pudo sortear la prisión pero no por ello claudicó en sus planes y entonces se sumó a la conspiración de Querétaro, siendo específicamente en la casa del matrimonio Miguel Domínguez y Josefa Ortiz de Domínguez. Cabe resaltar que en esa reunión fue Allende quien invito a Mariano Abasolo, y también lo hizo con Juan Aldama y Joaquín Arias quien se convertiría en un delator, por traicionar y revelar estas reuniones.
De regreso a San Miguel casó con doña Manuela Rojas Taboada de Chamacuero.
El 16 de septiembre de 1810 se unió al sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, quien ese mismo día había lanzado el denominado grito de Dolores en dicha localidad, inicio del movimiento independentista mexicano contra el dominio español. Entregó las armas de su regimiento, del que era capitán, y pronto ascendió en el escalafón de las tropas insurgentes, accediendo en octubre de ese año al grado de mariscal de campo y participando en la victoria del Monte de las Cruces el 30 de mayo de 1810.
En enero de 1811, después de la derrota de Hidalgo en la "Batalla de Puente de Calderón", huyó hacia el norte y renunció al nombramiento de jefe de las tropas resistentes que hizo en su persona Ignacio Allende en la ciudad de Saltillo. Prefirió seguir con Hidalgo rumbo a los Estados Unidos para buscar adeptos y apoyo, pero el 11 de marzo de 1811 fue aprehendidos junto con HidalgoIgnacio Allende y Juan Aldama, en Acatita de Baján (en el estado de Coahuila) y llevado con ellos a Chihuahua. Todos los demás fueron condenados a morir fusilados y luego decapitados y mostradas sus cabezas como ejemplo y reprimenda para lo que continuaran en la lucha.
Abasolo no fue fusilado en Chihuahua como los demás insurgentes, por la intervención de su esposa, mujer acaudalada, quien acudió con súplicas ante el virrey, y por la conducta observada en el proceso que demostró su debilidad de carácter, pues se retractó de sus acciones, acusó a Hidalgo y a Allende de ser los cabecillas del movimiento y, además, reveló nombres de implicados en la insurrección que permitieron nuevas aprehensiones y el fusilamiento de José María Chico.
En mayo siguiente fue condenado a cadena perpetua y trasladado preso a España en 1812, donde falleció en los calabozos del Castillo de Santa Catalina, en Cádiz, España, el 14 de abril de 1816.
Abasolo fue declarado "Benemérito de la Patria". Su nombre está inscrito con letras de oro en el salón de sesiones de la Cámara de Diputados.


5. Josefa Ortíz de Dominiguez 

Su padre fue torturado en su deber, cuando Josefa era apenas una niña y su madre murió poco tiempo después. De esta suerte, Josefa quedó a cargo de su hermana mayor, María Sotero Ortiz, quien apoyó a Josefa para ingresar al prestigioso Colegio de las Vizcaínas en la Ciudad de México. En cierta ocasión, el Colegio fue engalanado para recibir la visita de algunos funcionarios, entre ellos iba Miguel Domínguez, que se enamoró de ella y pidió permiso para visitar a la joven, se hicieron novios y el 23 de enero de 1791 se casaron en el Sagrario Metropolitano de la Ciudad de México. En 1802 Miguel Domínguez fue promovido por el virrey de Nueva España, Félix Berenguer de Marquina, al cargo de Corregidor de la ciudad de Santiago de Querétaro.
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Doña Josefa, que era criolla, se identificaba con el abuso sufrido por dicha comunidad por parte de los gachupines, tal como llamaban a los españoles nacidos en la península. Los criollos eran considerados como ciudadanos de segunda clase por el régimen colonial, en virtud de haber nacido en la Nueva España (una colonia) y no en la metrópoli. Por ello, eran relegados a puestos de segundo nivel en la administración pública del virreinato. Este hecho creó un gran descontento con el paso de los años y los criollos comenzaron a organizarse en grupos literarios donde se difundían las ideas de la Ilustración, prohibidas por la Iglesia católica. Doña Josefa se integró en una de estas sociedades y convenció a su esposo tiempo después de integrarse también. Miguel Domínguez, esposo de Doña Josefa, cometería posteriormente varios errores estratégicos con respecto a la planificación de los conspiradores. 
Los rebeldes estaban listos para levantarse en armas el primero de octubre de 1810. Sin embargo, el 13 de septiembre fueron descubiertos por un infiltrado, que informó a las autoridades del virreinato de las actividades del grupo literario de Querétaro. El corregidor Miguel Domínguez fue obligado a conducir un cateo en las casas de la ciudad, con el propósito de capturar a los líderes insurgentes. Para protegerla, encerró a su esposa en un cuarto bajo llave. No obstante lo anterior, Josefa Ortiz de Domínguez pudo advertir al cura de Dolores, Miguel Hidalgo; Juan Aldama e Ignacio Aldama, haciendo sonar uno de sus zapatos contra el suelo, el alcalde Ignacio Pérez escuchó el llamado y bajo mandato de ella advirtió al cura del pueblo de Dolores, en Guanajuato, que la conspiración había sido descubierta, razón por lo cual el párroco convocó al pueblo a levantarse en armas durante la misa patronal del pueblo, en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, con lo que dio inicio la guerra por la Independencia de México.
Según el historiador Alejandro Villaseñor, en su libro Biografía de los héroes y caudillos de la independencia, Julián Villagránapresó al oidor Collado que regresaba a México después de haber dado causa a los conspiradores, entre los presos se encontraba Doña Josefa, que quedó libre en cumplimiento a lo pactado entre Julián Villagrán y el oidor del rey Collado. Una vez en libertad, Doña Josefa siguió apoyando a los Insurgentes, a pesar de las flaquezas de su marido, mandando dinero e información y sin perder la oportunidad de convencer a otros para unirse a la causa. Falleció en la Ciudad de México el 2 de marzo de 1829, víctima de una pleuresía. Por sus acciones y su influencia en el desarrollo de los hechos previos al inicio de la Guerra de Independencia y sobre todo por ser el personaje fundamental que propició el inicio de esta gesta, se le ha llegado a considerar como Madre de la Patria Mexicana.​ Actualmente sus restos mortales descansan en el Panteón de los Queretanos Ilustres, en la ciudad de Santiago de Querétaro.

7. Leona Vicario 
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Leona Vicario nació el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México, hija de padres muy adinerados tuvo la oportunidad de estudiar diferentes temas. Su padre era un comerciante proveniente de España y su madre era de una familia igualmente rica de San Salvador. Fue consentida por sus padres hasta los 18 años, cuando ambos murieron y la dejaron al cuidado de su tío, el abogado Agustín Fernández de San Salvador Pompous. En ese tiempo Leona ya había logrado adquirir una buena educación y había aprendido ciencias, arte, pintura, canto y literatura. Era una mujer muy atractiva, adinerada y educada. Su tío decidió dar a su sobrina en matrimonio a otro abogado llamado Octavian Obregón; pese a esta situación, Leona estaba enamorada de Andrés Leone Quintana Roo, un estudiante de derecho quien era vecino de Yucatán. Andrés pidió la mano para casarse con Leona, pero su tío se negó y los obligó a tomar caminos diferentes. Leona se salvó de casarse con Obregón cuando éste fue llamado a España antes de que el matrimonio se diera.
Fue una de las primeras personas que conspiró en la lucha de México por la Independencia, probablemente influenciada por su amigo, Andrés Quintana Roo. Antes de que la Revolución iniciara ya era miembro del grupo secreto conocido como los Guadalupes, cuyos miembros se preparaban en secreto para lo que sabían que sería una ardua lucha por la independencia de España. En 1812, Leona vendió las joyas que le habían dado de herencia y algunas propiedades para poder pagar la fabricación de cañones y por un suministro de municiones. En marzo de 1813, una de sus cartas secretas fue interceptada y Leona Vicario huyó de la ciudad de México para poder salvar su vida. Leona fue interrogada y enfrentada con pruebas que la incriminaban en los delitos de traición; a pesar de esto, Leona Vicario nunca reveló los nombres de sus contactos, asociados, sus planes o sus ubicaciones. La Junta de Inquisición confiscó todas sus propiedades personales y la condenó a prisión. Fue encarcelada en el convento de Belén de las Mochas.
En mayo de 1813, después de pasar varios meses en prisión, recibió la visita de tres oficiales coloniales. Estos hombres en realidad eran amigos que habían llegado a ayudarla a escapar. Su salida clandestina de la Ciudad de México estuvo en todo momento rodeada de drama e intriga. Para poder huir tuvo que disfrazarse como una mujer negra, y una vez disfrazada huyó en un burro. Una vez que se encontraban en el pueblo de Tlapujaha, en Michoacán, la llevaron a la casa de un amigo. Cuando dobló la esquina hacia la sala principal, se encontró con el hombre que amaba, Andrés Quintana Roo. Tiempo después, lograron contraer matrimonio y juntos lucharon por la independencia de México.

8. José Ma. Morelos 
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José María Morelos y Pavón (Valladolid [hoy Morelia], 30 de septiembre de 1765 - Ecatepec, 22 de diciembre de 1815) ―llamado Siervo de la Nación― fue un sacerdote, militar insurgente y patriota mexicano, que organizó y fue el artífice de la segunda etapa (1811-1815) de la Guerra de Independencia Mexicana.

Hijo de José Manuel Morelos y Robles, y Juana María Guadalupe Pérez-Pavón y Estrada (1745-1799), nació en la antigua villa mexicana de Valladolid (hoy llamada Morelia en su honor) y estudió durante los primeros años de su vida con su abuelo paterno. Estudió la carrera de sacerdote en el Colegio de San Nicolás y en 1789 entró al seminario de Valladolid, donde se graduó en 1795. En 1799 fue nombrado cura de Carácuaro, donde permaneció hasta 1810. Fue comisionado por Miguel Hidalgo, el 20 de octubre de 1810 en Charo, Michoacán, como jefe insurgente en el sur de México, encargado de tomar ranchos y ciudades importantes, así como la comunicación con los puertos de Asia, principalmente con Manila, Filipinas, que ese entonces, era parte de la Nueva España. Su principal encomienda fue ocupar el puerto de Acapulco, considerado estratégico para la comunicación de la Nueva España.
Desde 1811 y hasta el inicio de su declive militar en 1814, Morelos, ayudado por muchos lugartenientes, logró conquistar la mayor parte del sur del país y una parte del centro, en la región del actual estado de Morelos, donde se desarrolló, entre el 9 de febrero y el 2 de mayo de 1812, su acción militar más famosa, el Sitio de Cuautla, en la ciudad homónima, que lo convirtió en el principal enemigo del ejército realista.
También organizó el Congreso de Anáhuac, el primer cuerpo legislativo de la historia mexicana, cuyas sesiones tuvieron lugar en Chilpancingo (actual Estado de Guerrero) durante septiembre y noviembre de 1813. Allí Morelos presentó los Sentimientos de la Nación. El Congreso aprobó el 22 de octubre de 1814, en Apatzingán, la primera Constitución de México, aunque Morelos después declaró que «es mala por impracticable».

Tras varias derrotas, fue capturado el 5 de noviembre de 1815 en Temalaca,​ por el coronel Manuel de la Concha, juzgado por la Inquisición y finalmente fusilado en San Cristóbal Ecatepec, el 22 de diciembre de 1815.

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